El Nuevo Orden Político Mundial


Para el observador que lee diariamente las noticias internacionales, el mundo actual debe parecerle cada vez más confuso e incomprensible.

En efecto, parece como si no rigieran los cánones que clasificaban adecuadamente cada evento internacional.

En el mundo de la post-guerra no cabían mas que dos alternativas reales: capitalismo o comunismo, ya que la “no alineación «era, para la mayoría de los países, si no una ficción, una imposibilidad.

Todo conflicto internacional se clasificaba dentro del contexto de la guerra fría pero en el mundo actual parecen estar ocurriendo, cada vez con mayor frecuencia, una serie de hechos que sólo se pueden calificar de «insólitos», si se les continúa viendo a través del prisma de la posguerra

La creación de la OTAN

El organismo que ahora conocemos como Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza estratégica militar más importante del mundo, tuvo sus inicios en el mismo contexto que la Carta de los Derechos Humanos.

Concretamente, la creación de la OTAN se remonta a abril del año 1949, cuando las potencias mundiales con salida a la región norte del océano Atlántico y otros socios estratégicos, sobre todo en Europa y Norteamérica, tomaron la determinación de unirse para crear una estrategia de defensa colectiva.

Tensiones geopolíticas: nace la OTAN

Tras el final de la II Guerra Mundial, las principales potencias buscaban mecanismos para garantizar que los conflictos globales desatados en la primera mitad del siglo XX no se repitieran, uno de ellos fue la Declaración de los Derechos Humanos, que vio la luz en diciembre de 1948 en París.

Sin embargo, si bien la Declaración de los Derechos Humanos,fue un paso importante para la reconciliación de las naciones, no suponía una garantía de que los hechos pasados no se repitieran, sobre todo porque las hostilidades entre las dos grandes potencias de ese momento, la Unión Soviética y Estados Unidos, eran cada vez más explícitas.

Los países del bloque occidental veían con gran preocupación los planes expansionistas de la URSS, que defendía un modelo económico, político y social,, comunismo, que se encontraba en las antípodas del sistema capitalista.

Para dejar clara su posición y blindarse ante posibles ataques militares, los aliados de Estados Unidos decidieron finalmente suscribir, en abril de 1949, el tratado con el que se oficializaba la creación de la OTAN.

Los países firmantes de ese primer tratado fueron Estados Unidos, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Luxemburgo, Italia, Noruega, Países Bajos y Reino Unido.

Creación de la OTAN: funciones y evolución

Como cualquier otra organización de carácter internacional, la OTAN ha evolucionado con el paso de los años en función de las exigencias del contexto.

En un principio, por ejemplo, el objetivo central de los países vinculados a la alianza fue garantizar la estabilidad de la zona euroatlántica, especialmente ante posibles ataques provenientes de la Unión Soviética.

La firma del tratado garantizaba la protección de los estados y en caso de agresión a alguno de ellos, sus socios emprenderían acciones militares de defensa.

Sin embargo, la defensa no fue el único objetivo con el que se creó la OTAN… se la llamaba a contribuir a la prevención de conflictos y, cuando esto no fuese posible, a participar activamente en la gestión de crisis.

A raíz de la caída del muro de Berlín, en 1989, y de la consiguiente desaparición de la Unión Soviética, la organización tuvo que replantear sus objetivos porque el contexto mundial se había modificado y las tácticas defensivas ya no eran una prioridad.

Fue así como la OTAN adquirió un papel más global del que ya poseía y se convirtió en el principal organismo de seguridad internacional del hemisferio norte, donde desarrolló algunas operaciones en los años 90.

En este nuevo contexto, se habla de funciones como el desarrollo de una colaboración global y de la cooperación y el diálogo entre países de la zona euroatlántica y de otros que han adquirido protagonismo y actualmente cuenta con 28 miembros.

El Pacto de Varsovia, respuesta a la OTAN

En 1955, la Unión Soviética formalizó una alianza militar con sus satélites de Europa del Este que no permitiría la disidencia de ninguno de sus miembros

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se desató la Guerra Fría entre el poder comunista de la Unión Soviética y el capitalista de Estados Unidos y el mundo asistía a una hostilidad permanente entre ambas potencias.

Mientras Moscú se hacía con el control del este de Europa, rodeándose de estados satélites, Washington ejercía su hegemonía en Occidente.

La reconciliación entre ambos bloques parecía una utopía y el Viejo Continente quedaba dividido por un “telón de acero”.

Los capitalistas fueron los primeros en aliarse.

Estados Unidos, Canadá y diez países más de Europa crearon la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un organismo militar destinado a responder a un posible ataque del bloque comunista.

Años después, la incorporación a la OTAN de la República Federal Alemana (la “mitad” occidental del país desde su división en 1949) suscitó la formación del Pacto de Varsovia, oficialmente denominado Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua. Su artífice, el líder soviético Nikita Jruschov, consideraba esta alianza como un medio de equilibrar el poder de la OTAN.

Los miembros del Pacto de Varsovia reunidos en 1987.

Hasta entonces, la estrategia soviética había sido defensiva.

Esta estrategia se sustentaba en un ejército convencional, y no en las armas nucleares, aún insuficientes para inclinar la balanza en un conflicto.

Sin embargo, tras la muerte de Stalin y la subida al poder de Jruschov, Moscú replanteó su política militar, acentuando su carácter ofensivo porque estaba preparada para lanzar un ataque con tropas convencionales que dejara a Estados Unidos sin capacidad de respuesta.

El Pacto de Varsovia pretendía crear un mando militar unificado y para garantizar la coordinación y agilidad entre los distintos ejércitos, se designó al mariscal Iván Stepánovich Kónev, héroe de la Segunda Guerra Mundial, como jefe de las Fuerzas Armadas.

Moscú, socio privilegiado

En teoría, los estados aliados de la Unión Soviética gozaban de igualdad de derechos; en la práctica, era la URSS la que disfrutaba de una posición hegemónica.

El dominio que ejercía sobre los países satélites del norte era mucho más estricto que el de los del sur, debido a su importancia estratégica. Era más probable que se produjera un ataque occidental desde Polonia o la República Democrática Alemana que desde Rumanía o Albania, sin fronteras con el bloque occidental.

Tanques soviéticos en Budapest el 31 de octubre de 1956.

La razón última del Pacto de Varsovia radicaba en consolidar el imperialismo soviético.

Moscú nunca se molestó en consultar a sus socios la toma de decisiones ni en cumplir el acuerdo incluido en el Pacto de no entrometerse en la política interna de los países miembros.

Los ejemplos se suceden.

RUSIA primero invadió Hungría para evitar que el gobierno magiar abandonara el Pacto y años después Checoslovaquia, tras la subida al poder del reformista Alexander Dubcek.

Leonid Brézhnev, sucesor de Jruschov en el gobierno, justificó estas y otras agresiones.

La Unión Soviética tenía derecho a intervenir en cualquier país de su esfera de influencia para proteger el socialismo contra cualquier posible enemigo.

Derrumbe acelerado

Con la llegada al poder de Mijaíl Gorbachov, la URSS dio un giro a su política internacional.

¿Tenía sentido mantener su dominio en Europa oriental? Los dirigentes soviéticos creían que no porque implicaba un gasto militar excesivo para una economía frágil, capaz de enviar satélites al espacio, pero no de proveer de alimentos los supermercados.

Gorbachov renunció al derecho de intervención en otros países.

Praga contra la ocupación de los tanques soviéticos.

Las razones internas de la URSS pesaban también en la política internacional.

El nuevo inquilino del Kremlin deseaba una política de distensión con Occidente que pusiera fin a la carrera armamentística y a la Guerra Fría.

Cuando se hizo evidente que no se iba a producir un ataque soviético, los países del bloque comunista experimentaron un veloz proceso de democratización, simbolizado en la caída del muro que dividía Berlín en dos mitades, en 1989.

En poco tiempo, los regímenes de la Europa del Este se derrumbaron uno tras otro.

El Pacto de Varsovia ya no tenía sentido sin un bloque comunista y se deshizo dos años después.

Todos sus miembros se incorporarían de forma paulatina a la OTAN, su antigua enemiga, excepto Rusia, con la que las tensiones han arreciado en los últimos años y con Putin al frente, se ha llegado a hablar de una segunda guerra fría.

A partir de aquí empiezan las guerras económicas y los juegos políticos para controlar otros países y zonas del planeta buscando sus minerales, sus yacimientos de petroleo, gas y carbón… y , porque no, su posición estratégica.